Se puede descargar aqui.
Frente a un mundo en rápida evolución y a los desafíos que la globalización presenta, muchas veces parece que nuestro país no logre estar plenamente al paso con los tiempos.
Frente a un mundo en rápida evolución y a los desafíos que la globalización presenta, muchas veces parece que nuestro país no logre estar plenamente al paso con los tiempos.
Vivimos en una sociedad
extremadamente contradictoria, en la cual los avances innegables registrados en
muchos sectores y en algunos aspectos de nuestra realidad, lamentablemente
chocan con los datos preocupantes de la pobreza y de la pobreza extrema que se
conocen en nuestro país.
Ejemplo de esto es la
situación de la salud. En este año 2014 el virus de la chikungunya puso de
rodillas a la República Dominicana, con unos 50 mil casos detectados según las
cifras del Ministerio de Salud Pública, pero que sobrepasaron el millón de
acuerdo con declaraciones del Colegio Médico Dominicano.
El virus de la
chikungunya y la muerte en un fin de semana de 11 niños[1]
en el principal hospital del país puso de relieve las precariedades del sistema
sanitario nacional, siendo ejemplo que en la mayoría de los hospitales el agua
y el suministro de energía eléctrica son precarios.
A pesar de un gran
desempeño económico, tanto el Banco Mundial que varias ONG señalan que la
pobreza hoy en día en el país es más alta que hace una década. La sociedad
dominicana sigue permeada por una inequidad
estructural que no coincide con la imagen paradisíaca que se quiere presentar a
los ojos de la comunidad internacional, sobre todo por lo que concierne a las
inversiones extranjeras y el sector turístico.
Por un lado nos
presentamos como el país que “lo tiene todo”, pero por otro son las mismas
instituciones públicas y las autoridades que nos alejan de la comunidad
internacional y nos ponen de espaldas a los países civilizados como ocurrido
con las sentencias n. 168-13 y n. 256-14 del Tribunal Constitucional.
La ciudadanía vive en
un clima permanente de inseguridad,
en todos los aspectos de la vida cotidiana. El suministro de energía es
inconstante e insuficiente para el normal desarrollo de la vida cotidiana en
los hogares y por las actividades de la empresas, el suministro de agua es de
pésima calidad y su distribución
inequitativa refleja la injusticia
social que reina soberana en nuestro país, el sector salud vive una profunda
crisis económica y estructural, esto solamente por enumerar algunos de los
renglones principales. En línea general los
servicios públicos son afectados por profundas deficiencias económicas y
estructurales y por la corrupción
que reina en la administración pública.
Sin embargo, más que
por todo esto, lo que más atemoriza e indigna la población, son
los altos índices de criminalidad y
violencia en las calles, llegando al punto que los ciudadanos se limitan en
sus actividades, en su recreo, en su derecho constitucional a la libre
circulación por el miedo, creando así un circulo vicioso en el que las calles
se quedan aún más aisladas, vacías, completamente abandonadas en las manos de
la delincuencia de todo tipo y por ende, aún más peligrosas.
Solamente este año se
produjeron en el país sobre las 1,300 muertes violentas, y de acuerdo con datos
de la Procuraduría General de la República las provincias más pequeñas del país
son las que han registrado una mayor tasa de homicidios: Independencia,
Peravia, El Seibo, Pedernales, y Espaillat, mientras que las de menor tasa de
homicidios, por cada cien mil habitantes, se registraron en las provincias
Sánchez Ramírez, Azua y Valverde.
La
fuerza de seguridad pública, lamentablemente, lejos de ser
vista y percibida como un aliado de la ciudadanía en la lucha contra la criminalidad, muchas veces se
convierte en su peor enemigo.
Hay que resaltar que
las políticas de mano dura y un cierto grado de “populismo penal”, sin la
implantación de políticas sociales y económicas que mejoren la situación desde
la raíz de los problemas, lo que hacen es llenar las cárceles del país
provocando al interno de ellas situaciones explosivas.
La corrupción, sobre todo a nivel de la política y de la
administración del Estado, es enorme y descarada, y se hace fuerte por la
impunidad que reina soberana en las aulas de los tribunales.
Respecto al Índice de Percepción de la Corrupción,[2] dato
que publica la Organización para la Transparencia Internacional, en la Republica Dominicana este ha sido de 32
puntos, colocándonos en el puesto 115 de los 175 abarcados por este estudio,
donde los países en los que hay menor percepción se sitúan en los primeros
puestos de la lista.
La corrupción es de
hecho percibida por la gran mayoría de la población como un verdadero flagelo
que afecta la democracia y el Estado de Derecho, sin embargo, propio por el
hecho de que se ha infiltrado prácticamente a todos los niveles del aparato de
Estado y del partido oficialista prácticamente se hace imposible debelarla.
El sicariato ha cobrado fuerza, lo que ha llevado a tipificar esta
figura criminal en la reforma del Código Penal recientemente aprobada en el
Congreso de la República. Sin embargo hay evidencias, y el mismo Procurador
General de la República, Francisco Domínguez Brito, ha tenido que admitirlo
recientemente, que “la mayoría de los sicarios al servicio de los
narcotraficantes eran policías que salieron de la institución del orden, pero
que en el ejercicio de sus antiguas funciones se dedicaban a matar”[3].
Pero lo fenómenos que
más nos preocupan como organismo defensor de los derechos humanos, son la
criminalización de la pobreza y la
criminalización de la protesta social. Se dan casos de justos reclamos
de la población que sale a la calle a
expresar su repudio frente a situaciones insostenibles de falta de luz, de
agua, de seguridad. Tal vez la protesta se expresa quemando gomas o paralizando
el tráfico, acciones que aunque no sean
permitidas, no causan daños mayores, sin embargo el pueblo encuentra como única
respuesta por parte del Estado, solamente las balas y los perdigones de la
Policía Nacional.
La situación carcelaria
en la República Dominicana merece un renglón a parte ya que las violaciones que
se dan entre los recintos carcelarios comprenden tanto los derechos civiles y
políticos cuanto los derechos económicos, sociales y culturales de los
reclusos.
Si bien el sistema
carcelario dominicano se había encaminado hacia una profunda reforma con la
implementación del nuevo modelo carcelario que había sido saludado en un
principio por las Naciones Unidas y por la Unión Europea, que en parte lo han
financiado, a la fecha de hoy tenemos que resaltar que el proceso de
implementación de los nuevos modelos se ha estancado y que la construcción de
nuevos cárceles se ha paralizado.
Estos 36 centros de
privación de libertad tienen una capacidad para unos 15mil internos mientras en
la actualidad albergan alrededor de 28 mil privados de libertad, de los cuales
más de 13 mil viven en un gran estado de hacinamiento y en condiciones
infrahumanas, violándoles todos sus derechos humanos establecidos por las reglas
mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos, la
Constitución dominicana y la Ley n. 224 sobre Régimen Penitenciario.
De estos 28 mil
internos un total de 12 mil se encuentra en el nuevo modelo y el restante 16 mil
en el viejo modelo.
El 2014 ha sido un año nefasto por la situación de
los derechos de primera generación, o sea los derechos
civiles y políticos del pueblo dominicano.
No hay que ser
científicos para darse cuenta que en el
curso del 2014 prácticamente todas las violaciones a los derechos civiles y
políticos han sido cometidas por el Estado dominicano. Con solo simplemente
abrir las páginas de un periódico el observador se puede dar cuenta de esta
afirmación.
En el curso del 2014 han
sido alrededor de 200 muertos a manos de la Policía Nacional, en
los ya famosos “intercambios de disparos”. De estas muertes, que se definen
por el derecho de los derechos humanos como ejecuciones extrajudiciales, hay evidencias, y las tenemos
documentadas que en más del 70% de los casos se ha tratado de verdaderas
ejecuciones cumplidas cuando la persona estaba detenida, ya esposada y varios
casos hasta pidiendo clemencia.
Se calcula que las
muertes ocasionadas por la Policía
Nacional, según datos de la Procuraduría General de la Republica, representan
un 15 por ciento de todos los homicidios que ocurren en el país.
La tortura y los tratos inhumanos
y degradantes a las personas detenidas o privadas de libertad en la
República Dominicana siguen siendo una práctica ampliamente aplicada por las
fuerzas de seguridad del Estado, y en ese sentido la Policía Nacional nos vuelve
al pasado más oscuro de la historia de nuestro país, utilizando diferentes
métodos de torturas durante los interrogatorios en los cuarteles.
Lamentablemente, por los datos y las denuncias que tenemos no se puede hablar de casos aislados o de la simple actuación de “manzanas podridas” dentro de las filas de la Policía Nacional como esta institución declara de vez en cuando, sino que “ya se configura como instrumento represivo y policial a todos los efectos”.[4]
Lamentablemente, por los datos y las denuncias que tenemos no se puede hablar de casos aislados o de la simple actuación de “manzanas podridas” dentro de las filas de la Policía Nacional como esta institución declara de vez en cuando, sino que “ya se configura como instrumento represivo y policial a todos los efectos”.[4]
Se han dado casos de graves amenazas
a los denunciantes de casos de torturas. Es cuánto está ocurriendo a Ana Patricia Fermín quien lleva
recibiendo amenazas de muerte de la Policía desde el mes de abril de 2014,
cuando denunció que dos de sus familiares habían sido torturados bajo custodia
policial en la zona norte de las afueras de la capital dominicana, Santo
Domingo.
El
tema de las desapariciones forzadas
sigue siendo uno de los que más preocupa las organizaciones defensoras de los
derechos humanos y la opinión pública en general ya que la desaparición forzada
se configura como crimen contra la
humanidad.
En forma específica por el caso de Randy Vizcaíno, la familia
no ha tenido ninguna respuesta por parte de las autoridades a un año de su
desaparición. Sobre este caso hay fuertes evidencias de que se trate de
desaparición forzada.
Hay un grave y
preocupante retroceso en el país por lo que concierne la libertad de expresión. Los periodista
críticos del poder (tanto político, pero sobretodo económico) se enfrentan
en el desempeño de su trabajo, casi en forma diaria, con amenazas, chantajes y
presiones de cada tipo, desde la simple advertencia hasta la demanda en los tribunales.
Los defensores de derechos humanos
se encuentran hoy en día en una situación de profundo riesgo para su trabajo
práctico y su vida.
Ha habido casos de amenazas de vario tipo contra los abogados de la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, que están llevando los casos de los
familiares del Comité de Familiares de Víctimas de Ejecuciones Extrajudiciales
y Desapariciones Forzadas en los Tribunales.
La sentencia n. 168-13 del Tribunal
Constitucional del 23/09/2013 con la que Juliana Deguis y más de 200mil
compatriotas dominicanos de ascendencia haitiana han sido vilmente despojados
de su ciudadanía y por ende de sus derechos civiles y políticos, no
solamente ha dejando una mancha imborrable en la historia de las
violaciones de los derechos humanos en nuestro país, sino que lo
ha cubierto de ridículo y de vergüenza ante la opinión pública
internacional.
El Plan
Nacional de Regularización para Extranjeros y la Ley n. 169-14 y su Reglamento de mayo de este año sobre
“régimen especial y sobre naturalización”,
han representado un tentativo para poner orden en una situación que se
estaba escapando de las manos al gobierno y a la clase dirigente del país.
Sin embargo, tanto de parte de la CNDH cuanto de
otras organizaciones defensoras de los derechos humanos, hemos reiteradamente
señalado que la Ley 169-14 al contemplar un proceso de naturalización por los
ciudadanos nacidos en la República Dominicana antes del 2010 y no regularmente
inscritos en el Registro Civil, está violentando los derechos civiles y
políticos de dicha población.
La posición respecto a la comunidad internacional de la
Republica Dominicana, que ya era bastante
difícil a finales del año pasado por la sentencia 168-13, este año se ha
tornado aún más complicada a raíz de la sentencia
de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) del 28 de agosto
de este año que condena nuestro país por
haber cometido 12[5] graves violaciones de los
derechos establecidos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos “en el caso
de Personas Dominicanas y Haitianas Expulsadas Vs. República Dominicana”.
El
gobierno dominicano sin embargo ha rechazado en fecha 23 de octubre de 2014 la
sentencia de la Corte IDH y algunos días
más tarde el Tribunal Constitucional con
la sentencia n. 256-14 del 4 de noviembre de este año, ha declarado inconstitucional
el instrumento de aceptación de la competencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos.
Se ha tratado de una una sentencia torpe, burda y lo más grave,
política.
La tasa de desempleo es preocupante
en nuestro país, ya que hemos llegado casi a un 15% a pesar de las promesas del
gobierno de crear nuevos puestos de trabajo. El índice de desempleo sube y llega hasta un 31% si se considera la
tasa de desempleo entre los jóvenes.
El debate a nivel nacional este año
se ha focalizado en torno a la reforma del Código del Trabajo y
respecto al aumento del salario mínimo.
Sindicatos y asociaciones denuncian
que las discusiones para la reforma
laboral se realizan con poca transparencia, con alto grado de hermetismo y
que su contenido real solo es conocido por las comisiones negociadoras
(empresariado y gobierno) y en menor grado por la representación sindical.
Las libertades sindicales en nuestro
país en el curso de este año, han registrado graves retrocesos debido en gran
parte a la debilidad del movimiento sindical dominicano y del movimiento social
en general.
Los sectores donde se registran las
mayores violaciones son el sector hotelero y el de la construcción ya que
suelen emplear mano de obra haitiana
indocumentada (a pesar de que sea prohibido por la ley) que difícilmente reclamará por la violación de sus derechos. Los casos
más graves de violaciones sindicales se han dado en las empresas Frito Lay
Dominicana, Nestlé Dominicana, Molino del Sol entre otras y resaltamos el
conflicto entre los operadores de tráfico aéreo y el Instituto Dominicano de
Aviación Civil que ha llamado al país una visita de la Organización Mundial del
Trabajo (OIT).
El debate sobre el medioambiente este año se
ha dado por la mayor parte en torno al tema de Loma Miranda Parque Nacional.
La posibilidad de que Loma Miranda fuera declarada Parque Nacional ha
representado la gran esperanza del pueblo dominicano de que su derecho a gozar
de un medioambiente sano y saludable, fuera respetado. Sin embargo, a pesar de
que esta demanda gozara del apoyo del 95% por ciento de la población y que la
lucha aglutinara un sinnúmero de organizaciones sociales, religiosas, políticas
y representara una lucha trasversal de todos los sectores y clases sociales del
país esta esperanza ha sido defraudada y
traicionada por la devolución al Congreso por parte del Presidente, del
proyecto de ley que declaraba Loma Miranda Parque Nacional, después de que
ambas cámaras le habían otorgado un respaldo casi a la unanimidad.
La sugerencia de la Presidencia de la República de
postergar cualquier discusión sobre Loma Miranda y otras explotaciones mineras
hasta tanto el Congreso no apruebe una Ley de Ordenamiento Territorial es
evidentemente una táctica dilatoria para facilitar el pase a la ofensiva de
Falcondo.
La República Dominicana presenta los más altos índices de feminicidios
de la región (este año los casos acertados como tal han llegado a 80), y
lamentablemente muy pocas estructuras que puedan acoger las mujeres y sus hijos
víctimas de violencia. “En la República Dominicana hay tres casas de
acogida, pero la densidad de población hace que se necesitan más, en lo que va
de 2014, estos hogares han recibido a 108 mujeres, y a 132 niños y
adolescentes, es decir, un total de 240 personas. Entre enero y mayo de 2014,
se han registrado 35 feminicidios por violencia íntima (asesinatos cometidos
por hombres con quien la víctima tenía o tuvo relación íntima, familiar), nueve
más que en el mismo periodo de 2013, y 37 homicidios de mujeres por conflictos
sociales, ocho más que el año pasado”.[6]
La situación de la población LGBT es trágica. Sufre acoso,
exclusión social y limitaciones considerables en el goce de sus derechos
fundamentales empezando por el derecho al trabajo. Frecuentemente sufre acoso y
violaciones por parte de las autoridades policiales en el curso de las redadas
nocturnas.
Las
personas LGBT son detenidas sin razón,
se personas desaprensivas les niegan el acceso a alquilar / tener casas
propias, y en la mayoría de los centros privados y en muchos casos personal de
hospitales públicos las discriminan, limitándole el acceso a los servicios de
salud, sobre todo a las personas que han sido contagiadas con el virus VIH.
[1] http://www.elcaribe.com.do/2014/12/09/sector-salud-fue-impactado-por-muerte-11-infantes
[2] http://telenoticias.com.do/informe-de-transparencia-internacional-de-pc-indica-rd-sigue-sin-eliminar-corrupcion-publica/
[3]
http://hoy.com.do/sicarios-al-servicio-del-narco-eran-gatillos-alegres-en-la-pn/
[4] Declaración de prensa del
Dr. Manuel María Mercedes en el Día Internacional en apoyo a las
víctimas de tortura (26 de Junio 2014)
[5] http://cndhrd.blogspot.com/2014/10/conozca-las-12-violaciones-la.html
[6]
http://acento.com.do/2014/actualidad/8150534-republica-dominicana-alerta-del-aumento-de-feminicidios-que-en-2014-ya-suman-87-casos/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deje su comentario aqui